Este pequeño utensilio era de mi abuela, y les juro que se volvió indispensable en mi cocina.
Su función principal: descarozar aceitunas. Pero no termina ahí: una vez que sacás el carozo, también podés cortarlas en rodajitas perfectas, listas para ensaladas, salsas, pizzas o cualquier receta que se te ocurra.
Lo que más me gusta de este adminículo es que ahorra tiempo y trabajo, y además deja las aceitunas con un corte uniforme y prolijo, algo que a mano sería más difícil de lograr.
Para mí, es un clásico que combina recuerdo familiar, practicidad y estética en la cocina.
Si te gustan las aceitunas tanto como a mí, este adminículo se vuelve un pequeño tesoro que no puede faltar.